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PERSPECTIVAS INICIALES DE
PROCESOS DE DESARROLLO Y DE CAMBIO (IV)

NUNCA-SIEMPRE ES EL MEJOR MOMENTO



“En Europa me ha sorprendido hablar con mujeres de 40 años, con preparación y condiciones sobradas para mejorar su vida, que han dicho: No, ya no, ¡ya soy demasiado mayor...! Me parece increíble ¿Cómo pueden decir esto? Mientras son treintañeras, aún creen que pueden cambiar su rumbo, pero creen que a los 40... ya no. ¡Creencia loca!”.

Estas palabras forman parte de una entrevista realizada a Susan Sontag (premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2003, y se han publicado en La Vanguardia (La Contra, 16 de noviembre de 2003. Víctor-M. Amela).

La entrevista prosigue y Susan añade que esta situación es distinta en Estados Unidos. La autora atribuye tal distinción a motivos tanto psicológicos como culturales, y define la realidad de las personas norteamericanas con la frase:

“¡Siempre estamos preparados para volver a empezar!”.

Los valores culturales ejercen un peso tremendo sobre nosotros, así como las circunstancias personales y profesionales, sin embargo, existe un axioma que debería cumplirse siempre, y éste no es otro que el que plantea Susan Sontag: “Siempre estamos preparados para volver a empezar”. Dicho así, puede conducir a cierta sensación de libertad personal que cae en saco roto cuando nos planteamos en profundidad esta afirmación. Desde mi punto de vista, el planteamiento sería algo diferente, aunque no por ello menos positivo y posible.

“Siempre podemos volver a empezar, pero para ello hemos de estar preparados”. Con ello quiero referir que siempre es un buen momento para plantearse cambios profundos, y además siempre es posible hacerlo, no obstante, a ello antecede el paso más complejo, es decir, el de prepararse para volver a empezar.

El seguir al pie de la letra la afirmación de Sontag en situaciones complejas, puede llevar a dos situaciones:

Saltos en el vacío: Los saltos en el vacío tienen un alto grado de éxito si estamos dispuestos a asumir las consecuencias, si son la única salida a una situación de asfixia vital insoportable, o si constituyen una decisión premeditada y completamente asumida. Son decisiones posibles, sobre todo, cuando la persona no tiene cargas personales, familiares o económicas importantes. En muchos otros momentos, puede llevar a la angustia de la alta incertidumbre, o la imposibilidad de hacer frente a compromisos personales, familiares o económicos.

Una falsa realidad de Preparación que desaparece en el momento de efectuar el cambio, traducido en una imposibilidad de gestionar la situación, y lo que es peor, la incapacidad de gestionar las propias reacciones emocionales.

Para evitar los obstáculos que un cambio origina, tanto a nivel emocional como conductual o social, la preparación es fundamental. Ésta consiste en:

Decidir, Comprometerse y Asumir que el mejor camino es el del cambio, y que hay un modo idóneo de hacerlo y que éste puede ser escogido por nosotros.Definir qué queremos cambiar.Poner los medios para el cambio.Establecer acciones de cambio.Comprometerse con el Plan de Acción.Establecer puntos de seguimiento y de revisión.
Por todo ello, y en resumen concluiríamos que “Siempre podemos cambiar y volver a empezar, si previamente nos hemos preparado para ello”.

Copyright Jesús Arcas (2003). Permitida la reproducción por cualquier medio indicando la fuente original.